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El concepto de “Caja China” en la película mexicana “La Dictadura Perfecta” del director Luis Estrada llama a la reflexión si es de lo que trata muchas veces la investigación social.

El problema no se podría resumir vulgarmente a una crisis institucional del campo científico como la que sufre Colciencias, reflejada en su constante cambio de director en los últimos años (debido a que hace parte de los cheques en blanco para el clientelismo) sino también por el sentido que toma el investigar, en un el esfuerzo por crear una pregunta de investigación, seleccionar un fantástico método y sistematizar resultados, descuidando la aplicabilidad del conocimiento generado; esa utilidad que pueda darle la comunidad científica y la sociedad al hallazgo: ¿se investiga sólo para denunciar, lamentarse o sorprenderse? o el investigador persigue en sí la transformación más allá de los aplausos y reconocimiento en el campo científico. 

La carencia del análisis minucioso de la realidad nos puede llevar a realizar investigaciones prejuiciosas que mantienen su peso sobre factores emocionales y altamente subjetivos, dando resultados epistemológicamente débiles en su aplicación. Para dar fortaleza a esa debilidad práctica, el investigador se ve avocado a centrar su discurso en el método utilizado (y no en el fin) como lo explica Bonilla y Rodríguez “se sustentan en las debilidades del otro y no en las posibles fortalezas de aquel que defienden. Consideran, de manera subjetiva, que el método de conocimiento que utilizan es mejor sin preocuparse por demostrar en qué basan sus argumentos. Es decir, que en su poder concreto, violentan las reglas del conocimiento científico que aceptan como válidas” (1997:59), llevando el discurso no sobre las bondades de su método escogido sino en las debilidades ajenas, reduciendo el debate científico a un ejercicio donde “se le reduce a un juicio de pertenencia al otro –y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo–, o se procede a un juicio de intenciones”. (Zuleta, 1980).  

Generar una amplia discusión sobre el método, restando interés por la discusión de resultados transformadores termina construyendo una “investigación con caja china”1 en donde el sentido investigativo se desgasta más en un afán de comunicar, polemizar, conmover o sensibilizar, dejando en segundo plano la transformación de la realidad. No se trata de un error aleatorio sino de la búsqueda de la satisfacción del reconocimiento inmediato y autocomplacencia profesional lo que conlleva a un posterior archivo y olvido del producto científico realizado. 

Esta “caja china” distractora y cómoda que olvida el estudio de realidad para ofrecer resultados complacientes no distingue el método utilizado en la investigación. 

Si se trata de una con corte cuantitativo puede darse que sea “muy limitada por la forma como se usan los métodos respectivos, porque los datos se manejan de manera escueta en expresiones numéricas y descontextualizadas de condiciones históricas, sociales y económicas que les otorgan sentido cognitivo” (Bonilla y Rodríguez , 1997: 61) lo que con algo de manipulación de estos datos permitirá que sean tomados de manera arbitraria y a conveniencia como lo han hecho los gobiernos en Colombia frente a los resultados que da el DANE en temas de desempleo en el que se incluye el trabajo informal en el espectro de ocupación o como se realiza el análisis económico en Venezuela donde se habla de inflación sin dimensionar la poca importancia que tiene este elemento en la realidad del sistema socialista.  

En el campo de las Ciencias Sociales nos creemos infranqueables en este asunto, pero sucede todo lo contrario, su vulnerabilidad es alta en lo que respecta aquellas “cajas chinas”, pues existe una delgada línea en la que ese análisis de la realidad (desde las diferentes disciplinas) puede convertirse solamente en un texto que comunica para sensibilizar de momento y por tendencia; nada más allá de lo que puedan producir los noticieros e informativos que están al servicio del Estado. 

Buscando esa diferencia entre la investigación socio-jurídica y la periodística, cabe la pena mencionar aquí al profesor Germán Palacio nos recuerda en su artículo “La investigación sociojurídica: para desafiar la estéril autocomplacencia” que el Derecho logró ganar una batalla por mucho tiempo de desprenderse del Estado (7-8: 1996) lo que ha provocado un importante crecimiento de las Ciencias Jurídicas en los últimos años, reformando el rol profesional por lo tanto el quehacer investigativo no puede caer en mover emociones sino realidades; este fenómeno emancipador no lo ha logrado hacer el periodismo que se encuentra al servicio del Estado como vehículo ideológico, salvo algunos medios independientes de muy corta difusión.

¿Cómo evitar la fabricación de esas Cajas Chinas en la investigación social? Como lo mencionamos antes, es importante entender que “La realidad social es un producto humano con dimensiones objetivas (inherentes a la institucionalización, la legalidad y la conservación de un orden histórico modificable) y con dimensiones subjetivas (relacionadas con la forma como el hombre conoce e interpreta la realidad que él construye)” (Bonilla y Rodriguez, 1997:64) lo que quiere decir que la discusión sobre cuál método es mejor es frívolo pues lo objetivo necesitará una revisión cuantitativa y lo subjetivo un análisis cualitativo; en el marco del propósito de transformación social. 

El asunto de la Caja China no se restringe sólo a cuidar el prestigio del investigador o de sortear el fracaso en el ejercicio de estructurar nuevo conocimiento de la realidad, se trata de lo que advierte Paulo Martins en donde estos “constructos históricos y hermenéuticos que se afilian a los desdoblamientos de las experiencias sociales y políticas de grupos actuantes, son reducidas, por el utilitarismo, a meros artificios de análisis, con objetivos de control autoritario de la práctica social y de la esfera pública.” (Martins, 2009:145) lo que puede provocar, la elaboración de herramientas utilitaristas al servicio del control social. 

Como conclusión, el cuestionar el “para qué” investigar ha sido el resultado de todo el proceso abordado durante el desarrollo del estudio de la Metodología de la Investigación en el campo de la formación profesional en derecho, para evitar interpretaciones acomodadas y complacientes de la realidad; tomar una postura crítica para transformarla, cuestionar para resolver y analizar para ofrecer herramientas. 

Una alternativa para ello es lo que propone Martins, enfrentar dos desafíos, uno de tipo conceptual que “separa a quienes entienden las redes sociales como un fenómeno histórico, resultante de la compleja diferenciación social y cultural de las sociedades complejas, de quienes que las ven como artificios creados racionalmente por los individuos para realizar ciertos objetivos personales o de su grupo de preferencia” (et al., 2009), y uno metodológico en donde “se afilia a la tradición de la filosofía utilitarista, según la cual todos los individuos son por esencia egoístas y el fin de la vida social es atender a estas demandas individuales o de grupos de interés.” (et al., 2009). 

En este enfrentamiento donde ninguno de los dos debe ganar, sino se entiende un fenómeno histórico, social y jurídico que se divorcia del utilitarismo pasando a ser humanista, por ende al ser mejor interpretado y adoptado para poder transformar la interacción y vida en sociedad. 

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1 El concepto de “Caja China” en la película mexicana “La Dictadura Perfecta” del director Luis Estrada es desarrollada en el minuto 46 como una noticia donde la gente se identifique y se conmueva para ocultar un escándalo. 

REFERENCIAS  

Bonilla-Castro, E., & Rodriguez Sehk, P. (1997). Más allá del dilema de los Métodos. Bogotá, Colombia: Ediciones Uniandes Grupo Editorial Norma 

La Dictadura Perfecta. (2014). [DVD] Dirigida por L. Estrada. México: Luis Estrada. 

Martins, P. (2009). Redes Sociales: Un nuevo paradigma en el Horizonte Sociológico. Cinta Moebio Chile, [en línea] 35, pp.125-149. Disp. en: http://www.scielo.cl/pdf/cmoebio/n35/art02.pdf [2 May 2017]. Palacio, G. (1996). 

La investigación Sociojurídica: Para desafiar la estéril autocomplacencia profesional. Pensamiento Jurídico - UNAL, (6), pp.5-28. 

 Zuleta, E. (1980). El elogio de la Dificultad.

About Samuel Ortiz

Trabajador Social egresado de la UCMC
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