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El siguiente artículo es escrito por el Licenciado Jorge Luis Lanza Caride de la Universidad Camilo Cienfuegos 

RESUMEN
El presente trabajo aborda la temática del desarrollo del Trabajo Social en Cuba desde sus orígenes en la etapa colonial, su evolución en el periodo republicano hasta el triunfo de la Revolución en 1959, aspectos que trato en el primer epígrafe titulado EL Trabajo Social en Cuba antes de la Revolución Cubana, luego profundizo en el desarrollo de la profesión en la Revolución, así como los avances de ésta en materia social y el reconocimiento de algunas de sus más importantes políticas sociales. En el epígrafe 1.2 abordo la creación de las nuevas EFTS a partir de lo que los cubanos hemos denominado “Batalla de ideas”, las características del plan de estudio, estructura y principios éticos y educativos por los que deben regirse los profesionales de esta nueva modalidad pedagógica. En el epígrafe 2 y último se aborda cómo ha sido la experiencia del proyecto “Esperanza Social” encaminado a formar jóvenes venezolanos como trabajadores sociales en un curso intensivo, lo que constituye una forma de vincular la profesión a la Revolución Bolivariana en el marco de la integración latinoamericana.

Introducción

Hoy nadie en el mundo puede cuestionar que el Trabajo Social además de ser una importante disciplina científica y bella profesión es un fenómeno secular cuyas raíces se remontan antes de la misma modernidad, a través de la ayuda mutua, que puede considerarse como uno de los impulsores fundamentales que compensan los desajustes entre los seres humanos. Se origina en la formación económico social capitalista, con la acentuación de la división social del trabajo, lo que provoca en las clases explotadas una acrecentación de las necesidades humanas y de su insatisfacción. El trabajo social, en su correspondiente desarrollo, transitó por diferentes etapas, que van desde formas filantrópicas, hasta convertirse en un ejercicio asumido por el Estado que siempre ha perpetuado a través de él, la defensa de sus intereses. 

El objetivo de esta ponencia no radica en estudiar la evolución de esta disciplina ni las distintas etapas por la que ha transitado, sino en analizar la evolución de esta profesión en Cuba desde sus orígenes hasta la actualidad, haciendo énfasis en la inserción que ha tenido el Trabajo Social en el proceso revolucionario que a partir de 1959 se comenzaría a gestar y cuyo líder indiscutible sería Fidel Castro, y un segundo objetivo que se deriva del primero que consiste en explicar cómo esta noble profesión ha sido una arista más en las profundas transformaciones sociales que a lo largo de su historia ha logrado la Revolución Cubana, cuyo fin siempre ha sido construir una nueva sociedad sustentada en valores éticos diferentes de los que promueve la Globalización Neoliberal hoy en día, no por gusto el título de la ponencia es El Trabajo Social en Cuba en la construcción de una nueva sociedad, pues indiscutiblemente la sociedad cubana constituye un paradigma social no sólo para América Latina sino para el mundo en general, en el que cada día predomina más la exclusión y la desigualdad, como dijera el comandate Fidel Castro en una ocasión: 
“Un mundo donde los ricos son cada día más ricos y los pobres son cada vez más pobres.” 
Necesitamos claro está, un mundo diferente, un mundo mejor y más humano, pienso que este modesto trabajo contribuya en la búsqueda de un modelo alternativo de sociedad por el que tanto luchan los pueblos hoy en día.

DESARROLLO DE LA PROFESIÓN ANTES DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

En América Latina y en Cuba los antecedentes del Trabajo Social tuvieron un desarrollo similar al de otros países, aunque en momentos diferentes, el desarrollo de la profesión se realiza más tardíamente en el área del Caribe si se compara con el resto de los países Latinoamericanos. Para conocer la evolución del Trabajo Social en Cuba es necesario conocer aunque de forma breve sus antecedentes históricos lo que permitirá comprender las características de su devenir posterior.
En el caso de la etapa colonial, al igual que otros países del continente, la labor asistencial, característica en esta profesión, era desarrollada por la Iglesia Católica, se desarrollaban actividades de socorro y ayuda mutua a través de las asociaciones de inmigrantes y de las incipientes organizaciones obreras, para las cuales no se necesitaba de una preparación especial.

Con el surgimiento de la República Neocolonial, el 20 de mayo de 1902, la cual se caracterizaría por su subordinación y dependencia política y económica a Estados Unidos, se le adicionaría a estas prácticas de Asistencia Social el interés de los gobiernos de turno por organizar la beneficencia pública, que no pasó en la gran mayoría de los casos de la fase de concepción de proyectos sociales con carácter asistencial, pero siempre basándose en la iniciativa de grupos, comunidades religiosas o asociaciones filantrópicas. Por el Decreto Ley # 708 de 1936 se creó la Corporación Nacional de asistencia pública, constituida por el jefe del ejército en ese momento, Fulgencio Batista, que ejercía funciones titulares con respecto a las organizaciones de beneficencias existentes. Entre las instituciones más importantes que desarrollaron labores benéficas se encuentran: la Sociedad Lyceum, fundada en 1929, el Lawn Tennis Club, fundado en 1913, y cuyos fines además de los beneficios eran culturales y deportivos y el Instituto Hispano Cubano de Cultura fundado en 1926 con el objetivo de incrementar los lazos culturales entre Cuba y otras naciones, que propició la impartición de conferencias de personalidades destacadas, entre ellas Miss Leo de Bray y Miss Helen Hall, trabajadoras sociales norteamericanas. 

La labor realizada por estas instituciones propició la constitución del Patronato de Servicio en 1938, como consecuencia de la fusión de la sociedad Lyceum y el Law Tennis Club, y que planteaba entre sus objetivos el alentar y encauzar actividades de orden cultural, social y deportivo. El Patronato agrupó a personas interesadas en la formación de trabajadores que se dedicaran a la asistencia social, tales como médicos, psicólogos, pedagogos, etc. Por iniciativa de esta institución surgió la idea de establecer una Escuela de Trabajo Social, además de que se dedicó a divulgar la importancia de estos servicios tan necesarios en cualquier sociedad, en un intento de buscar espacios y fundamentar la importancia de esta noble profesión. 

A inicios de la década de los 40, se produce en Cuba un cambio en la correlación de fuerzas sociales que se vieron reflejados en la Constitución de 1940, que aunque seguía manteniendo su carácter burgués, era mucho más progresista que las anteriores, pues incluyó por primera vez los derechos sociales de manera constitucional. En su texto se reconoce la responsabilidad del Estado en la institucionalización de la Asistencia Social, el derecho ciudadano a recibir sus beneficios, y establece que la dirección de la Asistencia Social corresponda al Ministerio de Salubridad. Sin embargo, sería el Patronato de Servicio Social, con sus recursos, donativos realizados por la Alcaldía de La Habana y con la colaboración de la facultad Educación de la Universidad de La Habana, que brindó locales para la enseñanza y la cooperación gratuita de sus profesores, lo que posibilitó la inauguración de la primera escuela de Trabajo Social en Cuba en el año 1943. 

Precisamente en las Antillas este tipo de escuelas se crean en los años 40 y con la influencia de las tendencias de la concepción del Trabajo Social proveniente de los Estados Unidos, tendencias que se refuerzan en los Congresos Panamericanos celebrados durante los años 50 en los que se hace un hincapié en la formación del trabajador social bajo la hegemonía de las escuelas norteamericanas. El surgimiento de la primera Escuela de Trabajo Social en Cuba y en las Antillas se produce con retraso en comparación con otros países latinoamericanos. 

En Argentina y Chile, por ejemplo, aparecen ya desde la década de los años 20 con una gran influencia europea y como consecuencia de las oleadas de inmigrantes que recibieron estos países de esta región del mundo. Los requisitos para ingresar a la Escuela eran: ser graduado de Bachiller o de Escuela Normal para maestros y en caso de no poseer ninguno de estos títulos el aspirante podía presentarse a exámenes de ingreso, la edad límite para ingresar era de 35 años, la duración de los estudios era de 2 años con un total de 30 asignaturas, de las cuales la tercera parte, 10 de 30, estaban vinculadas al perfil médico, el 13% eran asignaturas de perfil práctico. Es significativo el peso que en este plan de estudio tenían las asignaturas relacionadas con estas especialidades, lo que condiciona una formación estrecha al reducir el ámbito de ejercicio de la profesión y su espacio de intervención sólo a nivel individual, concepción que se ha superado mucho en Cuba, donde existen múltiples investigaciones sociales que intervienen a nivel comunitario y a nivel macrosocial en general, aspecto en el que nos detendremos más adelante.

En sentido general, el nacimiento de la escuela de Servicio Social representó, sin lugar a dudas, un paso de avance en el camino recorrido por la Asistencia Pública y los servicios sociales en nuestro país durante el periodo republicano. Según la Socióloga cubana Lourdes de Urrutia Barroso: “ Esta institución por sí sola no podía resolver los males sociales que sufría la nación cubana, para ello era imprescindible un cambio estructural en el país, pues el gobierno, aunque aceptó la beneficencia como servicio social no estableció políticas sociales para su implementación.”1 La escuela de Trabajo Social, como se señaló anteriormente, funcionó en la Facultad de Educación de la Universidad de La Habana y posteriormente pasó a la facultad de Ciencias Sociales, establecida con el carácter de “Escuela”, pero no como disciplina o carrera que concedía título universitario. Funcionó hasta el año 1956, momento en que ante la efervescencia revolucionaria se cierra la Universidad de La Habana, debido a que el clima social reinante en el país en ese momento era convulso y muy tenso; eran momentos decisivos para nuestra nación, que tanto había luchado por su verdadera emancipación social.

EL TRABAJO SOCIAL EN LA REVOLUCIÓN CUBANA: UNA REVOLUCIÓN DENTRO DE LA REVOLUCIÓN.

La Universidad reabre sus puertas en 1959, año en que triunfa la revolución por la que tanta sangre se había derramado, y por la que miles de cubanos dieron su vida; se había materializado un sueño que se fraguó desde nuestro pasado colonial, sin embargo, paradójicamente, no se reinician los estudios de Trabajo Social, y en 1962, momento en que se produce la Reforma Universitaria y durante la que se desarrolla un proceso de fusión y aparición de especialidades universitarias, no se contempló tampoco la reapertura de la Escuela de Trabajo Social. 

Las razones que pueden explicar la interrupción de los estudios de esta profesión en la Universidad de La Habana, posterior a 1959 y 1962, pudiera ser la concepción de que la función asistencialista debía pasar a organizaciones sociales fundadas tras el triunfo de la Revolución tales como los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) y la FMC (Federación de Mujeres cubanas), y la concepción idealista que se generó de que con la Revolución se produciría el fin de la pobreza en el país. Esta concepción parece ser que fue la que se manifestó en el resto de los países socialistas, pues a excepción de Yugoslavia, en ningún otro aparece registrada la existencia de escuelas de Trabajo Social, errores de concepción como estos eran permisibles en una obra tan nueva como la Revolución Cubana, lo que sí nadie puede cuestionar es que el triunfo de ésta el 1 de enero de 1959 trajo un sinnúmero de ventajas para los cubanos que en esa fecha poblaban la isla, y lo más notable es que significó una profunda transformación social, política y económica que trajo consigo, entre otras cosas, una distribución más equitativa de la riquezas producidas en el país y puso en el centro de atención a las personas más necesitadas, creando las posibilidades que garantizara la inserción social de los sectores más desposeídos de la sociedad cubana y en este sentido desempeñaron un importante papel las organizaciones sociales citadas anteriormente que emergían en la nueva sociedad que se iba conformando.

Para encauzar estos esfuerzos se creó el Ministerio de Bienestar Social, que agrupó a muchos de los trabajadores sociales que se mantenían en activo, y contribuyó a la implementación de importantes políticas sociales, tales como la Campaña de Alfabetización, que posibilitó que Cuba en un año fuera declarada territorio libre de analfabetismo, primer país en América Latina en lograr tan humana y loable meta, a pesar de su condición de Subdesarrollo, en una época en que el atraso de Latinoamérica era notable, al igual que la desigual distribución de la riqueza, la cual está aumentando más que nunca en la actualidad.

Es lamentable saber que América latina es una de las regiones más pobres, inseguras y desiguales del mundo con indicadores de pobreza y extrema pobreza que son abismales, en un contexto social así, muy poco puede hacer el Trabajo Social por los pobres y desposeídos de este mundo, resulta imprescindible una transformación de la estructura sociopolítica para lograr cambios significativos en este sentido, y más cuando tradicionalmente las formas de Asistencial Social que han prevalecido en Latinoamérica han sido el asistencialismo o la más ramplona tecnocracia.

En el centro del Trabajo Social y Comunitario que se desarrollaba en Cuba a medida que avanzaba la Revolución, es meritorio destacar la labor desarrollada por instituciones sociales antes mencionadas como los CDR y la FMC que de forma empírica, pero con una alta capacidad movilizativa comienzan a canalizar la participación de la población en la solución de muchos problemas sociales, tales como la marginalidad, el vicio, el juego, el alcoholismo, desempleo, entre otros que de una manera u otra son herencia de nuestro pasado Neocolonial lastrado por el subdesarrollo y la precariedad fundamentalmente en las zonas rurales, los cuales se combatieron a través de la implementación de políticas sociales particularmente en la esfera de la salud y la educación, dos baluartes inigualables de la Revolución. 

Un ejemplo clave en este sentido lo tenemos en el sector de la Salud, donde hay que reconocer los grandes avances obtenidos hasta el momento, con indicadores de salud comparables con países del Primer Mundo, pues antes de 1959, Cuba mostraba una alta tasa de mortalidad infantil, desnutrición, insalubridad, y baja esperanza de vida. Por tanto, no olvidemos que muchos de estos males sociales se debían, a la condición de neocolonia que tenía Cuba antes de 1959, sobre todo por la existencia del latifundio cañero así como su condición de ser un país que económicamente era monoproductor de azúcar y multiimportador de productos provenientes de EE.UU, lo que agudizaba aún más su dependencia del vecino del Norte.

Hay que destacar que la etapa que va desde 1959 a 1962, fue en la que se realizaron las transformaciones más radicales del período revolucionario, dentro de estas, fueron la Primera y Segunda Ley de Reforma Agraria (17 de mayo de 1959 y Octubre de 1962) las más significativas en este sentido, pues eliminaron de raíz un mal tan lastrante como el latifundio al entregar la tierra a quienes realmente las trabajaban, razón por la que ésta ha sido considerada una etapa de profundos cambios sociales y políticos, que no debemos dejar de mencionar, aunque no sea el eje temático principal de esta ponencia.

Ya en los años 70 se inician los estudios de Trabajo Social auspiciados por el Ministerio de Salud Pública, hasta llegar a un total de 12 escuelas distribuidas por diferentes provincias del país. El objetivo de estas escuelas desde su fundación ha sido formar técnicos de nivel medio para apoyar la labor que realizan médicos, psiquiatras y psicólogos con una orientación predominantemente asistencialista, pues como había señalado anteriormente, Cuba no estaba exenta de asumir esta concepción tan arraigada en muchos países, no sólo en Latinoamérica, sino en el resto del mundo en general, y aunque se diga que ya hemos transitado a etapas superiores en la manera de enfocar el Trabajo Social, tales como la “Reconceptualización”, aún no podemos despojarnos totalmente del Asistencialismo ni del Cientificismo tecnocrático, lo importante está en tomar de cada tendencia o enfoque lo más positivo y útil para el cambio y el bienestar social en este mundo cada día más deshumanizado. Como decía Bolívar en su célebre Carta de Jamaica: “Busquemos un medio entre extremos opuestos.”

A inicios de los años 90, con la crisis económica que se desató como consecuencia del colapso del llamado “Socialismo Real” en la antigua URSS y países de la Europa del Este, con los que Cuba tenía más del 50 % de su intercambio comercial, es que se produce un descenso brusco de la economía cubana y por tanto del nivel de vida de la población, este período es el que se conoce como el de “Período Especial en tiempo de Paz”, por las duras condiciones económicas a que se vio sujeto el país; situación que se agravaría por el recrudecimiento del bloqueo o embargo norteamericano a Cuba a partir de 1992 fundamentalmente. 

Para minimizar el impacto de esta crisis en nuestro país, el gobierno cubano tuvo que adoptar una serie de medidas radicales que tuvieron un gran impacto en una sociedad tan homogénea como la cubana, tales como la despenalización del dólar, la apertura a la inversión extranjera, el reordenamiento de su comercio exterior, el ajuste estructural de su economía, entre otras que no son objeto de este trabajo, pues resurgirían males sociales como la prostitución, o eufemísticamente llamado jineterismo, el desempleo o subempleo, y sobre todo niveles de desigualdad en cuanto a la distribución de la renta, condicionado claro está por el auge que comenzarían a tener actividades económicas como el Turismo, el Trabajo por Cuenta Propia y el aumento de las remesas familiares provenientes de EE.UU, sin embargo, fueron medidas dolorosas para el estado cubano, quien en una situación de crisis tuvo que recurrir a ellas para salvar así las conquistas alcanzadas hasta el momento por la Revolución y salvar así al país del colapso económico. 

Es precisamente en esta coyuntura en que a petición de la FMC y del Ministerio de Salud Pública se decide la reapertura de los estudios de Trabajo Social en la universidad de La Habana con el objetivo inicial de brindar una formación universitaria a las trabajadoras sociales que trabajaban en el sistema de salud y que son graduadas de los técnicos medios de esta especialidad y aquellas otras que por la Federación de Mujeres Cubanas en la practican realizan trabajo social, sin formación media especializada pero que tienen el nivel escolar requerido para acceder a la Universidad. 

La responsabilidad de concebir y aplicar el plan de estudio recayó en el departamento de Sociología de la Universidad de La Habana, el que desde 1988 desarrolla la Licenciatura en Sociología con especialización en Trabajo Social, las causas que explican el haber concebido el programa de tal forma son: la inexperiencia del claustro, que en lo fundamental son sociólogos y que requerían de un proceso de recalificación, el número limitado de profesores del Departamento, la escasez en el país de una bibliografía especializada en el tema. 

Se partió de qué se conoce y cómo se conoce y para ello se realizó un análisis del Plan de estudio de las escuelas de Técnico Medio de Trabajo Social del Ministerio de Salud Pública. Este análisis reveló que las asignaturas que se imparten y sus contenidos están dirigidos a preparar a sus estudiantes para trabajar en el sector de la salud, con carácter asistencial y con formas de intervención generalmente en el ámbito individual. No se ofrecen herramientas para el estudio e intervención en grupos y comunidades. Ahora bien, ¿ cuáles fueron los saberes que se consideraron esenciales al conformar los contenidos del Programa de especialización en trabajo social en la Universidad de La Habana?

Se tuvieron en cuenta, en primer lugar, como anteriormente se ha expuesto, los conocimientos previos, la práctica acumulada por los estudiantes, las experiencias de universidades europeas, latinoamericanas, estadounidenses y canadienses y en particular las áreas de intervención de trabajo social necesarias en Cuba y la realidad socioeconómica del país. Para la construcción del perfil académico de la especialidad se tuvieron en cuenta las características peculiares de la realidad nacional cubana y las posibilidades reales de la Educación Superior en Cuba. Según la autora antes citada: “Este perfil estaba mediado por las especifidades de la realidad social cubana en un contexto caracterizado por la crisis económica y un proceso de reestructuración de la sociedad cubana, lo que explica la propuesta que desde la academia se hace de la naturaleza de una profesión que estuvo diseñada hasta el momento en concordancia con las metas del proyecto social cubano hasta la década de los 80 que tendía hacia la homogeneidad social y que el desarrollo de la crisis provocó un proceso de estratificación social y de diferenciación de la población cubana.”

Indiscutiblemente, la realidad social cubana actual, caracterizada por crisis económica y por qué no, crisis de valores, propio del proceso de Globalización Neoliberal que vive el mundo de hoy, marcado por la exclusión social, también ha impactado nuestra sociedad desde disímiles dimensiones. En medio de este complejo panorama, y “teniendo en cuenta las limitaciones de la formación precedente y la concepción estrecha con la que se ha desarrollado el Trabajo Social por sus especialistas en Cuba constituye un desafío para el claustro académico el lograr una articulación entre la intervención microsocial, y la propuesta de acceder a las instancias de la planificación y diseño de políticas macrosociales.”

En una década como la de los 90 la sociedad cubana ya no sería la misma, y los problemas sociales serían aún más complejos, así como su solución, lo que requerirá, como es de suponer, de repensar y reformular el Trabajo Social históricamente aplicado, precisamente en este aspecto nos detendremos en este ultimo epígrafe de este trabajo, en el análisis del trabajo social abordado a partir de 1999 con la creación de las nuevas escuelas de Trabajo Social creadas en el país por la Revolución Cubana.

EL TRABAJO SOCIAL EN CUBA EN LA ACTUALIDAD: UNA NUEVA CONCEPCIÓN.

Para abordar el carácter que tomaría en la actualidad el Trabajo Social en Cuba hay que partir de un hecho político de gran envergadura y trascendencia internacional como fue el caso del secuestro del niño cubano Elián González, sujeto a manipulación política por parte de la llamada mafia cubano americana de Miami, quienes junto con la familia de éste en dicho territorio se negaban a devolverlo a sus familiares en Cuba, fundamentalmente su padre, quien lo había reclamado por las instancias legales, hecho que conmovió a la opinión pública norteamericana y del mundo a favor del regreso del niño a su patria, en Cuba las marchas y manifestaciones en reclamo de su regreso fueron multitudinarias, hasta que finalmente el presidente Bill Clinton falló a favor de su devolución en 1999.

A partir de esa histórica fecha en Cuba se ha popularizado el término de “Batalla de Ideas”, como forma de identificar el inicio de un nuevo período en la lucha política en nuestro país, caracterizado por la importancia que tendrían las ideas en ese sentido. Sobre ese aspecto el comandante Fidel Castro expresó:
” No son las armas; son las ideas las que van a decidir esta lucha universal. Y no son las ideas por sus valores intrínsecos, sino por lo que tan estrechamente se ajustan a las realidades objetivas del mundo de hoy. Son ideas a partir de la convicción de que matemáticamente el mundo no tiene otra salida, de que el imperialismo no puede sostenerse, de que el sistema que han impuesto al mundo lo conduce a un desastre, a una crisis insalvable, y me atrevería a decir que más temprano que tarde.”
En medio de este contexto sociopolitico, el presidente cubano tuvo la idea de abrir nuevas escuelas de Trabajo Social encaminadas a dar respuestas a los problemas sociales que la propia crisis económica cubana había desatado, sobre todo la creciente desviación social de muchos jóvenes, además del ascenso de la desvinculación escolar y laboral de muchos ya sea por problemas económicos o de otra índole, por lo que el renacer de esta profesión constituiría una nueva fuente de empleo y estudio para muchos jóvenes del nivel medio superior o bachillerato, ya que después que finalizaran sus estudios podrían cursar carreras de corte humanísticos, y ejercer como trabajadores sociales ganando su respectivo sueldo. 

Por tanto, las nuevas EFTS surgidas a partir del año 2001 responden a una nueva concepción del Trabajo Social menos asistencialista y más vinculada al trabajo comunitario y a la intervención social propiamente, cuyo carácter interdisciplinar desde las ciencias sociales es innegable, además de estar permeado de un gran sentido ético humanista propio de la Revolución Cubana tras largos años de lucha y en medio de un contexto internacional más adverso y hostil al proyecto revolucionario cubano.

Desde el punto de vista docente, para esta nueva modalidad pedagógica está concebido un plan de estudio que permite que el estudiante se apropie de las herramientas teóricas y metodológicas necesarias para la intervención comunitaria y su transformación social.

En las nuevas escuelas en su estructura Incluyen: 

o 59 aulas con televisores
o 6 laboratorios con 96 máquinas o 2 bibliotecas
o sala polifuncional
o 1 comedor para 800 comensales o 1 puesto médico con:
o 4 consultorios
o 1 puesto de urgencia
o 1 clínica estomatológica
o 1 Farmacia
o 1 Sala de hospitalización con 12 camas.
o La Galería de obras de arte contemporáneo.
El Plan de Estudio incluye las asignaturas que relacionamos a continuación:
o Sociología y Trabajo Social Aplicado
o Psicología
o Comunicación Social
o Introducción al Estudio del Derecho o Español
o Inglés
o Sociedad Socialista Cubana actual o Computación
o Práctica Laboral Integradora

Unido a este plan de estudio y en horario contrario, los estudiantes reciben un conjunto de actividades que complementan su preparación cultural integral.

Actividades extracurriculares:

De apoyo a la docencia Culturales y deportivas Programas de salud Lenguaje de señales Medicina tradicional

La escuela medio superior, es decir, bachillerato, fundamentalmente provenientes de 11no y 12mo grado, los cuales reciben programas de estudio de diferentes asignaturas, como señalamos anteriormente.

Como antes habíamos señalado, uno de los objetivos de la formación del trabajador social esta relacionado con la formación ética, la cual se destaca dentro de las dimensiones educativas que se inserta tanto en el aspecto curricular como extracurricular contenido en la estrategia educativa definida por este tipo de escuelas. El objetivo fundamental de la formación ética es brindar un instrumental, práctico y teórico sobre los problemas fundamentales de índole ética a que se van a enfrentar en el ejercicio de su profesión analizando los aspectos objetivos y subjetivos que lo condicionan y reflexionando sobre los principios éticos que han de guiar su práctica profesional.

EL TRABAJO SOCIAL Y LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA: UNA NUEVA FORMA DE INTEGRACIÓN.

El último punto que voy a tratar en este trabajo es el relacionado con el proyecto “Esperanza Social”, que constituye una forma de vincular nuestra profesión como un proyecto de la revolución que cada día estrecha más sus lazos con la Revolución Bolivariana encabezada por ese gran líder y humanista que es Hugo Chavéz Frías, protagonista de ese colosal proyecto que es el ALBA ( Alternativa bolivariana para las Américas) y gran seguidor del ideal martiano y bolivariano de la integración de nuestros pueblos. La idea surgió precisamente de él, quien formó hace años atrás un contingente de jóvenes que tomaron el nombre de “Frente Francisco de Miranda”, en honor a ese gran prócer de la independencia de Hispanoamérica y mártir honorable de Venezuela, organización que se encargaría entre otras cosas de ejecutar y movilizar a las masas de excluidos venezolanos para su inserción en los diferentes proyectos sociales que ha creado el gobierno bolivariano, los cuales han ganado un gran prestigio en Latinoamérica y en el mundo en general, mucho se habla hoy de “Barrio Adentro”, “Misión Ribas”, Sucre, Milagro, entre otras, a las que nadie puede cuestionar su carácter humanista y social, de modo que estos jóvenes vendrían a ser una especie de Trabajadores Sociales que recibieron el calificativo de Luchadores Sociales y cuya formación intensiva y emergente la realizaron en Cuba en un curso de 45 días de preparación, el proyecto comenzó el año pasado en el mes de enero, en viarias escuelas de trabajadores sociales del país, tales como Abel Santamaría Cuadrado, ubicada en la provincia de Santa Clara, la de Cojímar en La Habana, Holguin, entre otras provincias, allí recibieron las mismas asignaturas que reciben los trabajadores sociales cubanos, solamente con la diferencia que a éstos se les impartió Derecho Venezolano y Pensamiento Bolivariano. 

Ambas materias jugaron un papel fundamental en el proceso previo al referendo revocatorio que se llevó a cabo en Venezuela en agosto del pasado año, cuyos resultados finales conocemos, pues los conocimientos adquiridos a través de estas asignaturas les servió de manera significativa para realizar un intenso trabajo comunitario después que terminaron el curso cuya finalidad consistía en preparar a las personas sobre cómo deben desempeñarse en un proceso de este tipo, en este sentido debemos tener claro que no era un trabajo de adoctrinamiento político, pues así lo han querido mostrar muchas medios de comunicación opositoras a la Revolución Bolivariana, sino más bien de asesoramiento para garantizar la transparencia política y así que dicho proceso fuese verdaderamente democrático, y más en un país donde muchas personas han sido excluidas de ejercer el más importante derecho de una democracia participativa, que no es más que el derecho que tiene cada ciudadano de ser partícipe del destino político de su nación, y en esa lucha la educación juega un papel trascendental, es hora ya de terminar con ese flagelo enajenante que es el analfabetismo, que tanta exclusión y pobreza ha generado en nuestras naciones latinoamericanas, como las llamó José Martí “Nuestra América.”

Estos luchadores sociales venezolanos, formados en Cuba, vendrían a ser una especie de agentes de cambio cuya misión principal se sintetiza en la idea de lograr la participación social, pilar indiscutible de la Revolución Bolivariana, que se sustenta entre otras cosas en el concepto antes mencionado de la democracia participativa .

El curso finalizaba con el diseño que tenían que hacer los estudiantes de un proyecto hipotético de intervención social encaminado a buscarle solución a muchos de los problemas sociales de sus comunidades de origen, este ejercicio de graduación era mucho más que un simple examen final, pues allí ellos exponían las innumerables problemáticas que caracterizan la sociedad venezolana, acto conmovedor por la entrega y sacrificio que ellos mostraban, además de poder aplicar así los conocimientos de las distintas asignaturas recibidas durante el curso, fundamentalmente de la asignatura rectora: Sociología y Trabajo Social, pues el ejercicio final estaba basado en la metodología que ofrece la IAP (Investigación Acción Participativa), herramienta básica del Trabajo Comunitario en la actualidad y cuya utilidad y cientificidad en las ciencias sociales es hoy valorada notablemente por los resultados en los cambios sociales que han generado proyectos de intervención social basados en esta metodología, tanto es así que durante el trayecto del curso se les exhibió a los estudiantes videos sobre experiencias cubanas en este sentido, que aunque fueran en comunidades cubanas constituía un buen referente didáctico, lo que tuvo un gran impacto en los estudiantes. 

El complemento del proyecto estaba compuesto por viajes que se les daba a centros de interés del país y comunidades para que así tuvieran una interacción mayor con la realidad cubana y su gente, con las cuales establecieron un profundo vínculo afectivo, ya sea por los lazos culturales que nos unen o por la similitud en la idiosincrasia, en fin, fue una experiencia que para conocerla mejor había que vivirla, espero haber sido lo más objetivo en este sentido, ustedes los lectores dirán la última palabra.

Conclusiones

La evolución y posterior desarrollo del Trabajo Social en Cuba ha sido un proceso complejo, gradual y largo que para comprenderlo necesitamos analizarlo en el marco de las relaciones históricas y socioeconómicas de su tiempo, así como tampoco es un factor aislado de la ideología de una época, sino más bien expresión de ella. Aunque ésta siempre ha sido una profesión cuya autonomía es innegable, con sus particularidades, su objeto de estudio y accionar bien definido que conforman su naturaleza social y humana, su desarrollo no se ha comportado igual en todos los países. En el caso de Cuba, como hemos venido analizando, no ha estado exenta de recibir influencias externas, ya sea del asistencialialismo, la filantropía, cientificismo, entre otras tendencias que han marcado su devenir.

Sin embargo, a mi juicio, lo más importante reside en reconocer que la Revolución Cubana además de ser un proceso social que ha tenido significativos avances y resultados en materia de política social, ya sea en la esfera de la salud, educación y lo social en general, no ha dejado nunca de desarrollar esta humilde y humanista vocación, y a pesar de sus errores muchas veces de concepción, ha impulsado la práctica de esta profesión de manera impresionante, dándole el verdadero sentido que siempre debe haber tenido: lograr el bienestar humano y buscar una alternativa para el cambio social que estimule la participación en un mundo donde cada día se promueve el mercantilismo, individualismo y la alienación humana. 

Un mundo donde todo deviene mercancía, hasta el mismo ser humano, está ávido de cambios, de un nuevo destino en el que esta disciplina puede aportar su granito de arena, Cuba en ese sentido, está dando sus modestos pasos que hemos de reconocer y admirar. Como dijera Fidel en una ocasión “Un mundo mejor es posible”



BIBLIOGRAFÍA

Banks Sarah. Ética y valores en el trabajo social. Paidós, Barcelona, 1997
La ética del trabajo social. Principios y Criterios. Publicado por: Federación Internacional de Trabajadores Sociales, P.O. Box 4649, Sofienberg, N-0506 Oslo, Noruega. Octubre 1994.
Castro, Fidel. Globalización Neoliberal y crisis económica global. Editorial Política, La Habana, 1999
Colectivo de Autores. Selección de lecturas sobre Sociología y Trabajo Social, p. 94
Colectivo de autores. Selección de lecturas sobre cultura política. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2002
Discurso pronunciado por el presidente Fidel Castro en el acto de clausura por el VIII Congreso de la UJC, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2004

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